¿Qué significa la palabra Ikigai?
El término Ikigai se compone de dos palabras japonesas: iki (生き), que se refiere a la vida, y kai (甲斐), que aproximadamente significa «la realización de lo que uno espera y desea».
El concepto de Ikigai tiene muchos puntos en común con la felicidad, aunque tiene una diferencia importante:
¿Qué es el Ikigai realmente?
De acuerdo a la cultura milenaria de Japón, todos tenemos un Ikigai, una razón de vivir o de ser. Una razón para levantarse por la mañana. Es decir, es el encontrar el sentido a nuestra existencia, desde el día a día.
Pero llegar a ello es complicado, la búsqueda puede ser larga y muy profunda. Y estará siempre en permanente conexión con nuestro Universo interior. Eso si, una vez encontrado, sentiremos una inmensa felicidad y una luz interna que dará sentido a nuestra vida. Sentiremos que nuestro karma ha cambiado.
Pero no te equivoques, Ikigai no es algo grandioso ni extraordinario. Es algo muy práctico, de tenerlo presente cada día. Se trata desactivar nuestro modo automático por el que normalmente transitamos por la vida y hacer las cosas por algún motivo.
Lo primero que nos pide el cuerpo es quizás traducir esta palabra por propósito de vida, aunque puede ser algo excesivo, dado que el secreto esta en las pequeñas acciones que realizamos día a día. Las personas japonesas creen que la suma de las pequeñas alegrías cotidianas resulta en una vida más plena.
Este concepto es cambiable y revisable a lo largo del tiempo. No es lo mismo tener 40 años para conformar tu Ikigai, que 80, donde tus valores y experiencias son posiblemente más ricas.
De acuerdo con la cultura japonesa, tu ikigai se encuentra en el centro de cuatro círculos interconectados:
Misión: Lo que amas.
Vocación: Lo que el mundo necesita.
Profesión: Lo que te pueden pagar.
Pasión: En lo que eres bueno.
Cada uno de estos elementos ayudan a contribuir en tu felicidad, salud, finanzas y la búsqueda intelectual, estos cuatro elementos son importantes para encontrar “la razón por la que te levantas en la mañana”. Sí estas realmente interesado en tener un ikigai, tus opciones de estudio deberían basarse mucho más en solo tener una carrera (Vocación) o recibir un pago por (Profesión). Al mismo tiempo, la misión y la pasión no son suficientes para sustentarse financieramente , sí no sabes como invertirlo en un trabajo remunerado.
Cómo crear tu propio IKIGAI
Llegados a este momento, puede que te estés preguntando cómo puedes definir tu propio Ikigai, ¿verdad? ¡Genial! Entonces sigue leyendo porque te vamos a dar las herramientas que necesitas para crear tu propio Ikigai y encuentres tu objetivo vital.
A continuación, vamos a ver qué tienes que hacer para descubrir tu Ikigai.
No te preocupes ya que para ayudarte a crear el tuyo, iremos paso a paso explicándote el proceso.
En primer lugar, coge un papel y dibuja cuatro círculos iguales. Dentro de uno de los círculos vas a definir todo lo que amas, en otro escribirás todo lo que se te da realmente bien, en el tercero, tienes que reflejar aquello que sabes hacer y crees que te pagarían por ello, y por último, en el cuarto círculo tendrás que especificar aquello que crees que puedes aportar al mundo para que sea mejor.
Ahora pinta cada círculo con el color que te inspire el contenido que va a ir en cada círculo. Te proponemos el rojo para lo que amas, amarillo para lo que se te da bien, verde para lo que otros podrían pagar y azul para lo que aportarías al mundo.
Esto es solo una propuesta, así que debes elegir los colores que te parezcan más oportunos.
En el círculo rojo deberás escribir las cosas que de verdad te gustan, lo que amas. Por ejemplo, escribir, leer libros, dibujar, estudiar,… Todo aquello que te guste hacer y que te haga feliz.
En el círculo amarillo debes escribir en lo que de verdad eres bueno. Por ejemplo, organizando actividades, resolviendo problemas, relacionándote con los demás…
En círculo verde escribirás aquellas cosas por las que crees que los demás estarían dispuestos a pagarte: porque sabes varios idiomas, porque tienes el grado de enfermería o porque tienes un máster en comercio internacional, por ejemplo.
Finalmente, en el círculo azul deberás escribir aquellas cosas que, aunque nadie te pagase, estarías encantado de hacer por los demás, tu granito de arena para el mundo. Pueden ser cosas como cuidar de los animales abandonados, leer libros a los internos en una residencia de ancianos o apuntarte a voluntariados de limpieza para mejorar las playas cercanas a tu hogar. Lo que sea.
Es importante que rellenes los puntos poniendo en cada uno de ellos la mayor cantidad de información que puedas.
Para ello te recomendamos que, en un momento dado, eches mano de tus familiares o amigos más cercanos para que te ayuden. Siempre viene bien un punto de vista externo. Aunque no te lo creas solemos ser bastante críticos con nosotros mismos y tendemos a infravalorar nuestras aptitudes.
Así que lo mejor es que pidas consejo a personas de tu confianza que aportarán un punto de vista más objetivo sobre todas tus cualidades.
Al finalizar este paso tu diagrama estará listo: ( Puedes ver una figura )
Hasta aquí está claro, ¿verdad? Ahora vamos a dar el siguiente paso en la creación de tu Ikigai. Para ello deberás fijarte en los puntos de unión de cada uno de los círculos y la relación que existe entre todo aquello que has escrito en ellos.
Como hemos visto antes, cuando solapamos estos círculos descubrimos uno de los cuatro pilares en los que se sustenta nuestro Ikigai:
En el lugar donde se unen el círculo rojo y el círculo amarillo, es decir, donde se une lo que amas con lo que se te da bien, encontrarás tu pasión.
Dónde se unen el círculo amarillo con el verde, se unifica por una parte, lo que se te da bien y por otra, aquello por lo que otros estarían dispuestos a pagar. Ahí es donde podrás encontrar tu profesión.
Tu vocación podrás descubrirla en el lugar donde se une aquello por lo que otros te pagarían con lo que tu piensas que podrías aportar al mundo. Es el punto de unión entre el círculo verde y el azul.
Y por último, cuando se une lo que de verdad te gusta hacer, es decir, el círculo rojo con lo que puedes hacer por los demás, el círculo azul, es donde podrás encontrar tu misión en la vida.
Pero ahora es cuando llegamos al punto más importante. En ese pequeño lugar del centro del diagrama donde se unen todos los círculos, justo ahí es donde puedes encontrarlo: allí está tu Ikigai. Por ello podemos afirmar que tu Ikigai es aquello que consiga aunar tu pasión, tu vocación, tu profesión y tu misión en la vida.
Pero ¿te has preguntado qué pasaría si faltase uno de los círculos en tu vida? ¿Es obligatorio tener los cuatro pilares para poder tener tu Ikigai? Definitivamente sí. Si te faltase alguno de estos pilares te sentirías incompleto y, por tanto, se pondría en peligro tu estabilidad y felicidad.
Pongamos que estamos buscando tu Ikigai para encontrar tu profesión ideal pero que no tienes los cuatro círculos, sino tres de ellos. Serías como una mesa coja, te faltaría uno de tus puntos de apoyo vital para poder enfrentarte a tu futuro laboral.
Piensa por un momento qué pasa cuando te falta uno de los elementos de tu Ikigai, por ejemplo, amor por lo que haces. Tendrías dinero, trabajarías en algo que se te da bien y que además ayuda al universo, pero que no puedes soportar, que no te gusta en absoluto.
La consecuencia es que te aburrirías soberanamente, cada día estarías más apático y malhumorado hasta que finalmente, con el paso del tiempo, acabarías amargado.
¿Y si no se te diera nada bien tu trabajo, aunque te estuvieran pagando por ello? Cuando sucede esto acabamos sintiéndonos prescindibles, impostores y es probable que te sintieses en cierta manera fracasado, e incluso a la larga, tremendamente infeliz.
Ahora piensa en qué sucedería pasados unos años si te dedicases a algo que te gusta mucho y que además te permite ayudar a muchas personas, pero que, por desgracia nadie está dispuesto a pagarte un sueldo por ello. ¿Serías feliz? Seguramente sí, pero lo que está meridianamente claro es que serías muy pobre.
Y hay que tener un sitio donde vivir, algo que comer, agua para lavarse, vestirse, etc. Y para eso, nos guste o no, es necesario tener dinero.
Por último, plantéate qué pasaría si trabajases en algo que, aunque está muy bien pagado y que se te da muy bien, no te permite hacer nada por los demás o incluso puede que les perjudicaras. ¿Te sentirías bien? Probablemente no, por mucho dinero que te pagasen.
Así que, como ves, para poder encontrar nuestra razón de ser y poder así vivir en función de lo que consideremos nuestro objetivo vital, necesitaremos tener claros estos cuatro pilares.
Todos tenemos algo que nos hace únicos de verdad, algo que nos convierte en especiales. Haz un ejercicio de introspección, busca el punto en el que confluyen todos los pilares que te hemos enseñado antes. Encuéntralo y a partir de ahí, vive. Deja que sea tu Ikigai el timón de tu vida. Si lo haces ten por seguro que disfrutarás de una existencia de plena felicidad y satisfacción.
Es importante que sepamos que dentro de cada uno de nosotros hay una pasión, un talento único que da sentido a nuestros días y si no lo has encontrado aún, tu próximo objetivo podría ser encontrarlo.
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